Rey Pollo III y su Hijo de Gas

Raquel


En el reino verde del cartón húmedo, donde las casas crecen como semillas de chía y la luz no sabe detenerse, reina el Rey Pollo III.

Su cuerpo cuadrado, pesado y resquebrajado se alza sobre un suelo que cruje.

Todo en él es orden y rabia: cada pliegue una frontera, cada mirada una ley.

Ha prohibido el 5G, los espejos y las nubes que no pidan permiso para pasar.

Dice que el mundo se sostiene porque él lo dice, y el aire obedece.

Pero una grieta se abrió en su última orden.

De su sombra nació el Hijo de Gas, criatura torpe y ligera, con una camisa que lo retiene para que no se disuelva.

Piensa poco, apenas respira, y sin embargo su presencia altera la luz.

Donde flota, el cartón se ablanda, el reino se curva, el poder se empaña.

El Rey Pollo lo observa con ira y ternura incomprendida.

Ambos se saben materia en tránsito: uno se endurece para no morir, el otro se disuelve para no mandar.

En su encuentro, el aire aprende a tener peso, y el cartón, a recordar que alguna vez también fue semilla.