
Ermenegildo nació en un pequeño pueblo donde la vida enseñaba a valorar lo mínimo.
Su cuerpo robusto, sus brazos articulados y la “birota” en su cabeza lo hacen único e inconfundible.
Ambicioso y creativo, vive entre luces y telas brillantes, transformando la tecnología en moda que asombra y desconcierta.
Quiere imponerse, dejar huella y mostrar que él es quien dicta las reglas:
“Yo solo hago la ropa más extravagante, más impactante y más desconcertante.”
En lo imperfecto encuentra su belleza y en cada creación deja su marca imposible de ignorar.