Khang-botkid

Nerea Aldana

Nació del cartón y del silencio, en el borde donde lo vivo se apaga y vuelve a encender. 
Khang-botkid camina con pasos torpes, arrastrando su caja de memoria y su ojo único que todo lo observa. 
Entre cables y raíces, se recarga de energía y de ternura, buscando redimirse del peso de su pasado. 

Su cuerpo no brilla: respira. 
El cartón cruje cuando se mueve, recordándole que incluso la materia cansada puede tener alma. 
En su fragilidad metálica habita una fuerza pequeña, la de quien no sabe si vivir o morir, pero sigue andando. 

Khang-botkid no busca perfección: busca sentido. 
Entre el bosque y la máquina, enseña que el error también puede ser hogar. 
Que lo roto puede moverse. 
Que incluso un trozo de cartón puede aprender a perdonarse.